El amor altera nuestra forma de ver la realidad, incide en nuestro estado anímico, nos causa dependencia y, cuando nos falta, sentimos que morimos en un síndrome de abstinencia espantoso; una droga hecha y derecha. Tan droga como el opio y la ruta que sigue para distribuirse en el mundo, y tan droga como el azúcar que en forma de refrescos está afectando a gran parte de la población de México.
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